KABLOONAS

KABLOONAS
Burial of John Franklin. Author: me

KABLOONAS

Kabloonas is the way in which the Inuit who live in the north part of Canada call those who haven´t their same ascendency.

The first time i read this word was in the book "Fatal Passage" by Ken McGoogan, when, as the result of the conversations between John Rae and some inuit, and trying to find any evidence of the ill-fated Sir John Franklin Expedition, some of then mentioned that they watched how some kabloonas walked to die in the proximities of the river Great Fish.

I wish to publish this blog to order and share all those anecdotes that I´ve been finding in the arctic literature about arctic expeditions. My interest began more than 15 years ago reading a little book of my brother about north and south pole expeditions. I began reading almost all the bibliography about Antarctic expeditions and the superknown expeditions of Scott, Amundsen, Shackleton, etc. After I was captured by the Nansen, Nobile and Engineer Andree. But the most disturbing thing in that little book, full of pictures, was the two pages dedicated to the last Franklin expedition of the S.XIX, on that moment I thought that given the time on which this and others expeditions happened, few or any additional information could be obtained about it. I couldn´t imagine that after those two pages It would be a huge iceberg full of stories, unresolved misteries, anecdotes, etc. I believe that this iceberg, on the contrary than others, would continue growing instead melting.



viernes, 21 de abril de 2017

LA EXPLORACIÓN POLAR NO TIENE EDAD

Hoy en día vivimos en un mundo de records y superación personal. La edad es una artificial frontera para algunos pero también un atractivo reto para otros. No pocas veces vemos en las noticias que  alguien es el primero en hacer determinada hazaña con la edad más avanzada, subir al Everest, correr una Marathon, etc, etc.

El primer ejemplo que se me viene a la menta, a pesar de no tratarse de un explorador polar, es el de Carlos Soria, nuestro querido Himalayista que con 78 años continua enseñándonos, ochomil detrás de ochomil, que una de nuestras principales barreras para cumplir nuestros sueños está en nuestra mente y no en nuestro cuerpo. 

Hablaré por encima de aquellos exploradores polares que conozco en mayor profundidad, y que son aquellos que probaron suerte en el pasaje del Noroeste y Noreste durante el siglo XIX y anteriores.

Por lo que he podido comprobar en un primer escrutinio, principalmente las edades de estos hombres estaban comprendidas entre los 40 y 50 años, aunque pronto veremos como otros no encontraron barreras físicas o mentales que les retuvieran en casa y superaron ampliamente esa edad.

Al inglés John Cabot, o Juan Caboto, uno de los pioneros en la exploración de los mares del norte, se le atribuye a sus 47 años el descubrimiento en 1497 de Newfounland, en la costa este de Canadá , no mucho después de que Cristobal Colón "descubriera" América.

John Cabot
Henry Hudon tenía 42 años cuando partió en su primera expedición polar hacia el archipiélago de Svalbard en 1607 y solo 45 años cuando le abandonaron a su suerte sus amotinados compañeros en la bahía de Hudson a pesar de que se le represente en uno de sus cuadros  mas famosos como a un anciano.

Henry Hudson, abandonado por sus camaradas
William Barentzs con 44 años partió hacia el pasaje del Noroeste en 1594 y Jens Munk tenía 40 cuando tuvo que pasar forzosamente un invierno en la costa oeste de la Bahía de Hudson en 1619, aventura de la que solo él y otros dos compañeros milagrosamente sobrevivieron, el resto de sus 62 hombres no tuvieron tanta suerte.  Vitus Bering, elevó un poco la media de edad de aquellos pioneros. Murió durante su segunda expedición a Kamchatcka en 1741 con 60 años de edad de escorbuto en la isla de Bering frente a la costa de la península.

Pero uno de los casos que mas sorprende es el de James Knight que, nacido en 1640, murió  junto con sus 49 tripulantes en 1721 con 80 años de edad en Marble island, una desolada roca situada también en la costa oeste de la bahía de Hudson. Un record a priori difícil de creer. 

Entrando ya en mi querido siglo XIX, tenemos el ejemplo del doctor John Richardson, un hombre excepcional. Naturalista y cirujano, tampoco era un niño cuando con 61 años, participó en 1848 en una de las primeras expediciones de rescate en pos del desaparecido John Franklin. Esta vez se trataría de una expedición por tierra, que cruzaría todo el continente Americano desde Nueva York hasta la desembocadura del río McKenzie en la costa norte de Canadá. Un impresionante viaje de miles de kilómetros que debían realizar en parte a pie y en parte en canoa. Allí pasó el invierno de 1848 a 1849 para regresar la primavera siguiente a Inglaterra.

Me extenderé un poco más y terminaré con John Ross, uno de mis exploradores favoritos. Tan duro de constitución como de cabeza (quizás por eso me cae tan bien). Tenía 40 años cuando partió en 1818 en una de las primeras expediciones que se hicieron durante ese siglo en busca del pasaje del Noroeste. John Ross se dio la vuelta durante aquel viaje y volvió a casa después de asomarse a las puertas del pasaje, el estrecho de Lancaster, porque creyó ver que unas montañas cerraban el paso. 

El joven oficial William Edward Parry, con 28 años, estaba al mando del barco consorte de Ross. No podía creer que Ross no quisiera explorar el final de lo que a su patrón le había  parecido una bahía. Aquel prematuro regreso daría alas a Parry que posteriormente dirigiría cuatro expediciones, tres al pasaje del Noroeste y una al polo Norte. La primera expedición la dirigiría con 29 años en 1819, sería responsable de 94 hombres con los que pasaría un invierno en la remota isla Melville, ubicada prácticamente a la salida del pasaje en su extremo oeste. Con Parry se inició una nueva generación de exploradores que destacaban sobre todo por su edad, eran del orden de 20 años mas jóvenes que su predecesores.

John Ross
Pero lo que hace merecedor a John Ross de aparecer en este ranking no es su primera expedición ártica, sino la última.

John Franklin partió en los barcos Erebus y Terror en su fatídico intento de atravesar el paso del Noroeste en 1845, donde perdería la vida él y sus 128 acompañantes. Cuando el almirantazgo Británico decidió que fuera John Franklin quien comandara la expedición, las mayores dudas que se albergaron acerca de su idoneidad para el cargo tenían que ver sobre todo con su edad, que por aquel entonces era de 59 años. John Ross prometió a Franklin dos días antes de que partieran salir en su búsqueda si pasados dos años no daban señales de vida. Sus palabras textuales fueron:

"Me ofreceré voluntario para ir en tu busca si no tenemos noticias tuyas para febrero de 1847, pero por favor, deja alguna nota en el mojón de señalización donde invernes diciendo que ruta vas a seguir." 

John Franklin no dejó tal nota, o si lo hizo ésta nunca fue encontrada. Cuando el tiempo pasó, John Ross puso la maquinaria en marcha para organizar la expedición de rescate. Primero se dirigió al Almirantazgo y luego a Lady Jane la esposa de Franklin, ambos le denegaron su apoyo. Tuvieron que pasar tres años hasta que finalmente, la Hudson Bay Company, financió la expedición y en 1850 con 73 años de edad partió hacia el norte en pos de Franklin. Y no solo eso, John Ross pasó un invierno en Beechey Island en el archipiélago Canadiense , a 74º de latitud, junto con el resto de expediciones que andaban por la zona buscando al explorador perdido. Ross es descrito durante aquella expedición por uno de los otros capitanes que invernaban en la zona como: 

"Un hombre de constitución cuadrada, aparentemente poco maltratado por los años y bien capaz de  soportar los avatares y peligros de la vida. Le han herido en varias batallas, dos veces gravemente, y tiene cicatrices desde la cabeza hasta los pies. Ha dirigido ya dos expediciones polares, y en una de ellas realizó la inigualable hazaña de invernar hasta cuatro veces en las nieves del ártico. Y aquí está ahora, de nuevo en su cascaron de nuez, embarcado en la cruzada de buscar a un camarada perdido." 








3 comentarios:

  1. It would be interesting to know if either Franklin or Ross either were exposed to small pox , or received the vaccine. Either way, they could have gained immunity to this dread disease...with greater probability of reaching their 50s,60s.

    General George Washington ordered small post vaccinations be given to the Continental Army during the Revolutionary War of the 1770s, and that saved a lot of lives. Washington himself had been struck with small pox in 1751, survived and became immune.

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  2. Indeed, Soloman, Small pox together with Scurvy were serious and serial killers of that time. It is interesting to think tha whereas many explorers´s health (either of seamen or officers) was seriously affected after the privations of long Arctic journeys, apparently, nor Franklin nor Ross were affected in the smallest degree after their experiences.

    P.S.: Thanks for reading it even in Spanish, I will translate it as soon as possible into English, I was busy when I wrote it.

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